«enojado que fasta por los letrados fue reconocido y juzgado que merecia segun los delictos grandes que el processo tocaua no solo perder el condado y los bienes mas la vida y persona: y assi los caualleros tristes amanecieron otro dia mañana delante la tienda real entraron ante el rey y tendidos ante los pies de aquel pidieron le perdon y reclamaron su clemencia real: el rey entonce no curo de·les responder por ser el crimen tan reziente»