«de·las penas, deue ser muy temido. Este pensamiento de tan eternal pena del infierno: conuirtio a vn Fulcon de Marsella: el qual siendo excellente truhan: e dado a·las vanidades del mundo: començo vn dia de pensar en·la eternidad de·la pena del infierno, e dixo en su coraçon. Si te dixiessen e te apremiassen, que te acostasses en vna cama delicada, muelle, e bien atabiada: e»