«Dios no quiera. Pensays que poco me haueys obligado en fazer me cabeça de tan nobles caualleros? Ahun que quisiesse dissimular no puedo lo que siento en vuestros altos desseos: lo que me offreçen vuestras valientes y esforçadas diestras que me conuidan y llaman a famosas enpresas: ni consiente buen juyzio ni razon: que vosotros me hayays fecho rey: y que yo no sea para lo osar enprender: y que osays mas obligar me»