«que no le manda la voluntad, quantas vezes las grandes señoras costrenydas de·las fuerças de amor dexan de tomar aquel amante que en su querer han escogido y toman algunos de sus menores sieruos en habito y saber menos digno por mas sin sospecha, y como los amores han de ser por eleccion a contentamyento de quyen escoge y a nosotras nos lo haze verguença tomar como casamyento quales nos da la fortuna y quyen con malicia riebta»