«que alguno de nuestros medicos no supo hallar remedio ni melezina que salud me diesse: los sacerdotes del Capitolio cierto me hazian que si me bañasse dentro vna fuente de sangre de niños todos de leche hauria remedio la dicha dolencia: lo qual oyendo me dio turbacion mande hazer libres los jnnocentes aparejados ya para degollar. Despues la siguiente noche dormiendo como el sueño en mi començaua me aparecieron los apostoles de Jesu Christo Pedro y Paulo por quien»