«tanta confusion por muchas vezes el rey de Persia con grandes caualleros de aquellas yslas y tierras fueron a suplicar a los amantes muertos al dios de amor perdonassen, y de su tribulacion y pena que todos ellos tenian se doliesen, porque su señor muerto ellos mas muertos quedarian, a los quales las damas y caualleros de·la otra vida responden, que por ninguna cosa del mundo la muerte d·este su enemigo no perdonarian, y»