«los enemigos combatian de tal suerte los adarbes que derribauan la faz de las marauillosas piedras de·los edificios: era la fuerça de·los tiros tanta que fue vn acto de admiracion: y no se fallo alguno en Rodas donde hauia diuersas naciones que houiesse visto bombardas tan rezias ni grandes: lo mismo dezia el maestro Jorge que de·los turcos era passado. La coz del tiro gruesso que daua en·el asiento hazia mouer los edificios»