«pues me azen testimonjo de·sus maldades: las grandes penas que por ello de cada dia reçiben. E si vn defeto por acçidente en nosotras fallaran nos aborreçeran para siempre. Y llegando se la madrina a·la donzella puso sus beços en los huydos d·aquella diziendo le con voz muy baxa. Y avn otras cosas que azen las qualles stan mucho mejor en·la pluma que no en papel: por ser talles que el»