«meresco la pena: ca yo mate a·ese ombre: el qual se le reputa a·ese aver lo matado. Los juezes oydas estas palabras: prendieron a·el: e condenpnaron lo a muerte: e soltaron al egipciano que fue primero condenpnado. El matador verdadero oyendo e viendo todas estas cosas: reboluiendo en su coraçon el mal e crimen que avia cometido: e considerando el amor e fe de aquellos amigos: como el»