«de aragoneses y catalanes y contra los suyos mismos ninguno peleaua de buena voluntad: y sobre todos el cristianissimo rey don Jayme refuhia quanto podia del derramar tanta sangre cristiana que sin grandes y terribles muertes tal batalla no podia emplazar se: mas no la pudo el tanto desuiar que mas no la procurassen y pusiessen adelante los desauenturados y tristes siçilianos: que se tenian por muy agrauiados de la guerra que el rey de Aragon les fazia»