«mucha razon de todas las cosas. Primeramente de·la alma: que nos ha Dios encomendado. Ca si vn rey encomendasse vna fija muy amada: la qual quisiesse fazer heredera, e reyna en su reyno: la encomendasse a alguno de sus vasallos: e aquel la guardasse mal: quien duda que el rey no le pediria cuenta de su fija abandonada en tal manera. Que fara pues el rey de·los cielos de aquel»