«que mas hoy que ninguna otra senyorean solas tus manos. O desesperada yo quanto la mengua de·las tales cosas me son amargas de pensar: qual iusta consolacion de ningunos bienes mundanos me pueden aconsolar? O piadosa muerte entero bien de·los tristes ven a·mi con tu venida: y cierra las llagas que por Pamphilo carpidas en mis entranyas se encienden: y saca d·este sepulcro la maluada vida en vergonçosos vicios tantos anyos occupada»