«comienço dixiesse que a·las alabanças diuinas siempre llega escassa qualquier pendola mortal: queriendo quasi dezir: que por esso es mucho mejor el hombre detener·se: y tales cosas temer las de screuir: porque siempre con nuestra escassez derogamos y quasi ofendemos la excellencia de aquellas: do la pendola pues del Hieronimo reçela y teme tanto de tan escassa llegar: quanto mas llegara escassamente la pendola mendiga de otro qualquier escriptor? Discrecion luego fue»