«su voluntad. Por continuados ruegos e dulçes palabras las Esperides donzellas. Entro en·el marauilloso vergel non deteniendo·se en·los menores arboles fasta que llego al medio. Onde vido el muy alto arbol e preçioso. Non espantando·se nin dudando del e al valiente dragon. Antes aquel e con·el derribando e peleando lo vençio e tomo del arbol la rica mançana e presento·la a Euristeo rey de·los argoricos. Ennobleçiendo d·ella»