«cuya leche njn lana non curamos: mas solamente acostumbramos de nos aprouechar de su carne e sangre: e por tanto quando lo trahen de tanto grado regaña e grueñe. Entonçes los escolares juntamente alabaron aprouantes el dicho de Ysopo e fueron se dende regraciando se vnos a·otros para sus casas. El maestro venido a casa entrando en·la camara començo a falagar a·su muger que lloraua. E ella boluiendo la cara le dixo:»