«que de reyes no podemos escapar: o reyes del cielo o reyes en·la tierra. Ved que gloria tan immortal nos espera. En acabando de dar fin a sus dichos salto primero de todos: y puesta la espada en·la mano dio vozes: y a todos dixo que por orden le siguiessen. Tanto fue la priessa que se dieron por le seguir: que sin sperar los vnos a·los otros iuan como a porfia»