«del que por nos padecio rindio el cristianissimo spiritu al señor de·los cielos: a·los veynte y siete años de su edad: andados solos siete años en·el regimiento del reyno suyo. Y del alto naçimiento del eterno principe Cristo mil dozientos y nouenta y dos. Dexo la ciudad tan dolorida y triste: los reynos tan llamentables y tan embueltos en margas que fue dolor de·lo ver y sentir. Fue muy alta y»