«pues que aprouechan las riquezas: que los deleytes: que las honrras. Ni las riquezas libran al hombre quiça de·la muerte. Ni los deleytes de·los gusanos. Ni las honras del fedor. O Dios eterno con quan misera condicion fenece todo hombre. Por cierto amado mio: si tu con diligencia parasses mientes a·las susodichas cosas: sin duda fallarias grandissima causa de te humillar. Allende todo esto: que el»