«que viera colgado al cuello el psalmo que comiença aser ays que entre nos otros dize beatus vir. Que luego el paçiente sudaua sy era de ojo. E si non sudaua paresçia su complexion estar mal conçertada por el daño de façinaçion reçebido. Avn por virtud de suspensiones e aplicaçiones fablan los tales que fallan esto como poniendo sobre los pechos la piedra de carbunco que se falla en el estomago del osso. Faze venir los ojos en lagrimas»