«ellas castigan las mensageras y rehusan en no leher las cartas quando ya veys que con las cosas dichas y otras infinitas no las podeys empeescer porque puede mas vuestra maldad y porfia que nuestra virtud buscays rodeos para danyar nuestras famas: y contra nuestras moradas sin ver aquella a quien mostrays querer a·las paredes o finestras enamorays con stranyos senyales y enganyos y remiramientos: por donde ahun que alli no este persona alguna fingiys que la veys»