«pareçe a·lo·menos tener y al sancto padre en la silla de Roma: y al emperador en su magestad: que si el rey nuestro de Hespaña desamparara su partido y fauoreçiera lo de Francia commo a·los otros fauoreçio: quien duda ni osar pensara que el papa quedara en Roma: ni el emperador quiça en su mando. Y bien por esso vemos que hoy la liga esta como puesta en manos de solo el rey»