«Señor: por la tanta y tan deseada victoria que de·los enemigos de·la fe nos ha dado: confiemos de su infinita bondad: que pues ha començado a nos prosperar: que le plazera mucho mas de nos fauoreçer adelante: que sus merçedes no saben ni suelen como las de·los hombres cansar: siempre mejoran siempre suben acrecientan y doblan: nosotros por·ende sepamos de ge·lo regradeçer y sentir quanto el nos obliga:»