«por los muros de·la reluziente ciudat las grandes fiestas por todas las calles conpuestas cessaron porque los obradores d·ellas enbriagados en la vista del dios de amor tan espantados quedaron que con marauillar·se de quyen el era le festejauan, y puesto que el rey mucho con diligencia los mandasse que los grandes gastos que para la fiesta tenjan fechos no quedasen frios, no fue en poder de·los hombres que por ninguna mano bullisen y ansi»