«loco las buenas palabras de·la prudencia si·no le dixieres el mal que rebuelue por su coraçon y dentro tiene. No es del hombre tener los ojos al colodrillo ni ver sin la vista ni entender por la misma forma las cosas de que su entendimiento quiere apartar: no quieren los tales oyr los milagros ni sanctas palabras ni las razones que dan los doctores por cuyo medio pudieran ser a la fe induzidos: en tal manera»