«tan grande y tan digna y tan mereçedora de alabança immortal que consigo trae que del mendigo y escasso loor que lengua mortal dar le puede. Alegre·se por·ende qualquier principe virtuoso: alegre·se mas del thesoro de gloria de que la virtud le acompaña fauoreçe y arrea que del sonido de loores que tan presto ensordesce y se va: que si las letras con la trama immortal de su perpetua viuez no le retienen y enlazan»