«su perfida y abominable secta. Guay de nos como fue escurecido el oro resplandiente de·la sabiduria por las tiniebras de·la ignorancia: el oro de·la dignidad por la vileza de·la seruitud: como se mudo el fermoso color de·la eloquencia griega en·el barbaro y incompuesto fablar de Turchia. Si algunas piedras houo del sanctuario constantes en·la fe aquellas fueron derramadas y dispargidas en·las cabeças de·las calles y ende yazian echadas»