«entran alla los pies descalços: empero por esso nunca le llaman templo del Señor sino riba santa en su lenguaje: y esto haze que hay en medio d·el vna riba siquier altura cerrada en·torno con raxas de fierro adonde moro ninguno se osa llegar a ella ni otro infiel ahun que vienen de muy alexos naciones estrañas a·la visitar. Esto a nosotros fue referido por los mamellucos que nos llamamos aca renegados. Muchas marauillas»