«daño passo que nunca yo de·la enperadriz tal sospeche ni falle quien tal sospechasse: replico el santo abad: ya señor lo he procurado y traydo a tal punto que todo queda en vuestra real magestad: que vuestros fijos mismos son los que os piden por ello perdon: y reconoçen hauer falsamente acusado a su madre: y suplican por·ende a su alteza que les ganeys el perdon de·la reyna que ellos estan bien arepentidos»