«carne. Ca por cierto gran contrariedad parece que la señora sirua e sea esclaua: e la esclaua tenga el mando e señoria. Por semejante dize el mismo en·el libro del Desprecio del mundo. Hoy los fijos de·los hombres no tienen cuydado del alma: e con todas sus fuerças acaban los desseos del cuerpo: e no temen el peccar, mas el ser punidos. Por·ende tu amado mio: no quieras amar mas el»