«si todo el celebro e los tuetanos del cuerpo abundassen de llanto: con todo esso no son dignas las passiones d·este mundo, para alcançar la gloria venidera, que se discubrira en nosotros. O si supiesse el hombre quien es el, e quien es Dios: no estimaria ni ternia en cosa alguna suffrir mil muertes. Ahe quantas cosas deues suffrir alegremente por Dios. Luego pues suffre de grado, e padece ledamente:»