«y me quexo yo de·la tan enconada y aleuosa inuidia de·los passados que pudo tanto tiempo encubrir la tan alta y tan generosa limpieza del tan illustre y tan legitimo infante don Remiro: que muchos coronistas por lo ignorar le disfamaron de ser bastardo mas no por cierto el arçobispo de Toledo que nunca le llamaua saluo fijo de otra madre: y fue tanta la floxedad y descuydado de nuestros aragoneses que con su negro dissimular lo»