«disputa la qual por sus dichos ni por el propio seso que alcança no puede saber ni discernir qual tenga verdad: este pagano que assi dudare ( segun lo reza el Augustino ) deue implorar las fuerças diuinas que le illuminen por su clemencia lo que por su propio saber no pudo bien determinar. Al estrangero de·la ley cristiana que assi llamare a·las puertas del cielo piadosamente se creera de·la diuina misericordia que se le deuen»