«que mande ni reyna: habonda ella tanto y en tanta gloria de immortalidad que no solamente al rastro que dexan sus pies y a·la sombra que le va detras como antes houimos dicho: faze immortales y repartidores de immortalidad: mas fasta la inuidia que d·ella naçe: que es como escoria y como hezes de·la virtud: mas es mas propiamente como falso y enojoso momo de aquella: que enojar se de·la virtud»