«y morada: y las manos puestas por el suelo en la manera que aquell andaua siguiendo sus pizadas tomando lo por maestro de mi nueuo officio. Pero ell quando me vio tornado a su presencia y guarnido de su liurea tan grande pena le dio mi habito por ser al suyo conforme que rompio el silencio que tenia de su voto: y mas con sus oios lorando que con palabras mostrando quexar se de mi empeço a dezir»