«estatuas que los romanos le fazian: ni los cantares tan altos de alabança y tan dulces que le cantauan: ni las coronicas que del muerto escriuian: ni quantas coronas ni arreos le dauan: es cierto que no llegauan ni a·los pies de·los merecimientos del que por el publico bien muria. Quanto menos del que muere por Dios: y por·ende solo Cristo solo en·el solo cielo: y en gustar las dulçuras»