«del triste amador que lo envia y nuestros seruicios desdenyan, como los altos reyes de sus menores sieruos y quanto mas nuestras fatigas y ansias les quexamos mayor risa sin piedad les toma con ellas pues, y nuestros mayores males les dan mas crescidos plazeres, o ! quanto deporte sienten en ver nos los dias passar jnfinitas vezes por sus puertas y de noche rondar sus calles y quanto nuestro rostro vieren con la pena de nuestros trabaios»