«no fiando de su mala causa que la consçiencia le acusaua no quiso aceptar la. El cardenal a·la postre dio tanta priessa y diligencia en·el fecho que el rey de Castilla fue contento de entregar la ciudad en manos del cardenal y otorgar le tregua por todo vn año. Llego d·essa vez el rey de Castilla siete mil de cauallo y dos mil de·la gineta que por entonce hombres de armas eran todos y pocos»