«mis iustas razones y las iniustas quexas de aquella: y si Dios y la ventura a tal stado vos atrahen que la senyora vuestra vençays no abre menester scusas ya que vos por vos mismo conocereys que tengo razon. Mas porque mereçe vuestro valer que yo en mayores cosas os obedezca me plaze acceptar vuestro ruego: y como lo pediys lo quiero que se haga: y vamos ya a ver aquella que por·uentura mas fatiga que»