«tan seco de la real casa de Aragon: dieron quexos muy grandes del serenissimo rey don Jayme que assi los desabrigaua y despidia de·la sonbra de su alteza. Amigos ( dixo el rey ) no os puedo yo mejor sonbra ni amparo mas seguro ni abrigo procurar que el de·la sancta madre yglesia so cuya obediencia todos los reyes y principes cristianos viuimos: encomenda·os a ella que nunca os falleçera: no lo touieron ellos»