«nueuo pagamos el diezmo dexando por quitos y francos los religiosos y capellanes. Esto ya hecho que la entrada se nos otorgo vimos las ruynas y destruciones que dentro hauia: tanto que houimos a marauilla como tan triste y miserable ciudad tenia las torres y cerco tan fuertes y bien guardadas. Al cabo traydos en el palacio del rey de Sicilia donde sta el consul de·los cathelanes fue nos ende hecho buen recebimiento dando nos estancias a»