«causa de fortuna le vino. Pues vosotras señoras bien trabaiosa bida sea la vuestra teniendo los deleytes mjos delante y desdenyar·los la lengua o quedand·os llorando la voluntad, como las noches velays sospirando matand·os a vos mesmas cargand·os las culpas de vuestro enpacho, y oras os vienen que con ayradas manos mesays a verguença las canas de su veieç e consejos, y estays llorando la estima de vuestra juuentud que en anyos y»