«el dyablo fue ende recebido: e Xpisto el señor verdadero confusamente dende lançado. Lo qual si fizieremos: gran sospecha sera: e señal de nuestra perdicion: e jnfidelidad. E estaremos ende a dar cuenta. Esso mismo nuestro cuerpo es vna azemila a nosotros por Dios encomendada: para que vsemos d·ella: para aprouechar a nuestra alma: de·la qual deuemos dar cuenta quanto a tres cosas. Ca dize el Ecclesiastico a»