«animosa fue con ellos al dicho lugar confiando en su virtud. Jamas non vençida con voluntad de sobrar la venenosa sierpe. E quando fue alla asaz estouo marauillado de·la vista de·la sierpe por su desvariada figura e muchedumbre de ponçoñosas cabeças. Con todo eso non dudo de prouar por tajamiento sy pudiera aquellas derribar cabeças. Cuydando que antes que otras nueuas cobrasen el ponçoñoso poderio. Las que quedasen serian de tajar acabadas. Mas»