«de·la pena del infierno, e dixo en su coraçon. Si te dixiessen e te apremiassen, que te acostasses en vna cama delicada, muelle, e bien atabiada: e que no te fuesses dende, por necessidad que touiesses: cosa es muy cierta, que no podrias suffrir de yazer siempre en·la tal cama: pues luego como podrias suffrir la infernal pena tan perpetua, si te acaheciesse yr al infierno. E»