«con los oios firmes çircundados de·tan feroz ardor: que la vista d·aquella apenas sostenjr la podia. Y salteado de tan stranya figura su entendimjento toruado para delibrar·se de·la aduersidat presente no sabia dar·se spedjente ninguno. Mas acerqua d·aquella legando: no pudo tanto ocupar el spanto de·la vision que las vozes d·ella no arjbasen el son de tales palabras a·los oydos del enamorado. Vervjno: vervjno ! acabada»