«Eugenio. Yo me espanto de aquel gusano mordiente: e de·la muerte: que siempre viue: e miedo he de caher en·las manos de·la muerte: que viue: e de·la vida que muere. Onde Gregorio dize. Los peccadores moriran muerte immortal. O Dios eterno porque me has puesto contrario a ti: e soy fecho pesado a mi mismo. Porque no quitas mi peccado: para que pueda escapar de»