«tan sin tiento que començaron a reçentar los prelados sus antigos quexos y pedigueñas requestas: y pedir sus porfiados derechos assi de·los diezmos y promicias como del jus patronadgo que fueron al rey don Sancho su padre por dos papas otorgados: no consintio el rey cristianissimo que tal zizaña en su corte reynasse mas embiada y prestemente su magnifica y solempne embaxada a corte de Roma para el principe soberano de toda la cristiandad que es el papa»