«la cahida. Piensa en aquellos sieruos: e espantables ministros de·las penas: los quales echan a·los peccadores a·los eternos tormentos. E dize Hugo de Sancto Victore. Los tormentadores terribles: que nunqua han piedad: estaran aparejados para que luego ( dada la sentencia ) a ti damnado rebaten: e lieuen a·los tormentos. Entonce tu desuenturado diras llorando. Tomaron me como el leon: que sta aparejado a·la prea: e como»